En una agosteña nochebuena se hallaba un humilde pastor guardando su rebaño, no sin dificultades, pues se encontraba baldado de su brazo, cuando por unos momentos, escuchó un resonar de una pequeña campanilla. El humilde pastor, asustado, decidió regresar desde su corral hasta la aldea colomerana, cuando a medio camino, tres señores y sus pajes le pararon para pedir posada, mientras en esos precisos momentos volvió a repicar la campanilla y una ráfaga de estrella les encandilaba en la noche, sobrevolándoles en dirección noroeste.
Ante dicho asombro Sus Majestades de Oriente, los Reyes Magos llegados desde la capital nazarí y de la Alhambra, pusieron partida hacia ese rastro que esa campanilla y estrella les dejaba. Además, el humilde pastor al correr la voz consiguió la compañía de más pastores, mochila y palo en mano, para emprender el camino de la estrella a Belén. Cabe reseñar que los Reyes Magos viajaban en una cargada jamuga mientras que los pajes a caballo y los pastores marchaban de peregrinos a pie.
Emprendido el camino, tras las paradas en las posadas de Limones y Mures llegaban a la Fortaleza de la Mota alcalaína para tomar un breve descanso y poco más tarde continuar por el Castillo de Locubín hasta llegar al fortín de Alcaudete, donde tomarían un tentempié divisando desde allí la peña de Martos y uniéndose cada vez más pastores y peregrinos continuando con la estela, todos ellos al encuentro de Belén, donde el Niño Jesús nacerá.
Retomando la senda que conduce al Cerro de Belén, tras el paso por las posadas de Jamilena y Torredonjimeno llegaban a una humilde fonda de Villardompardo en la que una vez más al sonar la campanilla, una voz les anuncia que su destino está más cerca y que no se asusten, pues solo es el asesor campanillero de María Santísima, en una voz muy conocida por todos, de nombre José María, curiosamente como los padres del niño que va a nacer en ese Bendito Cerro de Belén.
Reanudando la marcha al paso por la aldea de Escañuela, Baltasar invita a todos los peregrinos, pajes y demás Reyes Magos de Oriente a un Almuerzo en casa de Alhamar, conocido de éste, y donde degustan distintos manjares en la agraciada ciudad arjonera para después llegar a Andújar antes del anochecer y así tomar un último descanso en una humilde hospedería en sus bonitas calles junto a Capuchinos. Horas después, inician ese camino viejo de herradura continuando la ráfaga de la estrella de oriente en sus estrechas veredas y empinadas cuestas.
Adentrándose la marcha y el cortejo de los Reyes de Oriente junto a los pastores peregrinos llegados desde cualquier punto de la geografía, llegan para tomar un humilde chocolate en San Ginés, y de este modo, llegar al Río Jándula donde los equinos cargan sus energías cuando vuelve a sonar la campanilla y junto a ella un redoble de tambor. Todos sorprendidos en Lugar Nuevo miran una nueva ráfaga que cae sobre el Cerro Bendito, iluminándolo con una intensa luz, pero entre la intensa niebla, ven como camino de caracolillos hacia arriba unas banderas anuncian que la llegada de S.M. de Oriente y los pastores peregrinos está próxima, bajo ese persistente redoble de tambor y tremoleo de banderas que anuncian la inminente llegada al Bendito Cerro de Belén.
Al llegar al Arco de la Plaza y comenzar a ascender la calzada que lleva a Belén, se avistan una mula y un buey entusiasmados por la llegada de los Magos de Oriente y los pastores. Pero es al llegar a la lonja de aquel maravilloso portal de Belén cuando en un nuevo resonar de campanilla, la Santísima Virgen de la Cabeza, ante la vista de todos sana el brazo del humilde pastor colomerano y anuncia a todos que acaba de nacer el Niño Jesús como salvador, Nuestro Dios, por lo que todos se apresuran a entrar al camarín, donde María Santísima de la Cabeza, como Madre, mantiene en sus brazos a su Bendito Hijo.
Los Magos de Oriente agasajan al Niño con distintos regalos como madroños, piticos de barro, aceitunas de la campiña, dulces y mantecados de Arjona o Alcaudete, un tambor baenero, sombrero cordobés… mientras, durante el agasajo, no faltarán los cantos de verdiales malacitanos, chotis madrileños, tamboril y flautín onubense o ese rosario de la aurora aprendido en Benamejí, sin faltar las famosas mononas de Villanueva de la Reina al son de una zambomba, pandereta y botella de anís traído desde Rute y Jaén.
Los romeros de Belén celebran contentos el día de Navidad en el que Dios ha nacido y en el cual, tras la visita de S.M. los Reyes Magos de Oriente y la peregrinación de los pastores, se celebra la primera pascua romera en hermandad, llena de ilusión, alegría y felicidad en torno al Niño Jesús y a la Santísima Virgen María de la Cabeza.
Hermanos/as, que en estas fechas tengamos grandes momentos de Fe y devoción y que durante todo el año próximo, la caridad y solidaridad sean nuestras compañeras de cada día para ayudar a nuestros hermanos que tanto los necesitan, en estos tiempos en los que el Amor de María Santísima de la Cabeza es fundamental en la Fe para el día a día… Felices Fiestas.
Gaspar Parras Jiménez
Artículo Revista: "Campanario" - Real Cofradía Matriz Andújar
No hay comentarios:
Publicar un comentario