Castillo de Locubín nos esperaba… Los “locos” que caminan tras los pasos de Juan Alonso comenzaban su cuarta etapa, la ilusión de ver que esto marcha nos rebosaba el alma… Y con esa premisa oramos como Jesucristo nos enseñó, con el corazón abierto de par en par y los ojos puestos en el mismo cielo…
Con los primeros pasos llegaron con los primeros abrazos, las primeras confesiones, los primeros ruegos en voz baja…
Dieciséis kilómetros nos separaban de la “Morena de Alcaudete” y todos soñábamos con postrarnos frente a ella, todos queríamos dejar nuestra vara y escuchar el tintineo de las medallas cuando hasta el reloj se detiene al mirar sus ojos llenos de misericordia…
• “Agárrate a mi vara hermana que yo te ayudo”
• “Vamos corazón otro poquito más, que en lo alto de ese collado nos espera el resplandor de la Señora”
• “¿Qué tú no puedes? De mi mano hasta el mismo cielo!
Díganme si eso no es oración, si estos pastores llegados de tantos lugares y reunidos en torno a ella no rezan a cada paso… Díganme si la VIRGEN DE LA CABEZA no está metía en el sentido de cada uno de nosotros, en cada palabra, con cada gesto…
El orgullo te embriagaba al responder a los “aceituneros” que paraban sus labores para preguntarnos que adonde marchábamos, y hasta nuestras entrañas sonreían al ver como soltaban sus “varas” y levantando los brazos alababan a la MADRE DEL MUNDO, cuando les respondíamos que caminábamos tras una MORENA, que nos robó el corazón… La grandeza de lo sencillo… Lo importante de lo que no siempre nos paramos a escuchar… Con esos detalles los ojos de muchos de nosotros dejaban caer una lágrima… Pues como dice la biblia “El que tenga oídos, que oiga (Mateo 13, 1-9)
Para los hijos de María no hay nada imposible y dejando el sendero marcado con las huellas de nuestras varas, comenzamos a ver que la Virgen de la Fuensanta nos esperaba en su Santuario, y como buena anfitriona nos regaló un poquito de su luz, de su ternura… de su amor de madre, ese que derrama entre los vecinos de Alcaudete… Y tras dejarnos abrazar por ella pusimos rumbo hacia la iglesia del Carmen…
Allí nos esperaba ella, con la que soñábamos al comenzar nuestra peregrinación, rebosando esperanza cincelada a mano por ángeles romeros en su manto verde… Ella que sostenía en sus brazos a su bendito hijo y nos hacía sentir que todos estábamos en ese lugar, ella que acariciaba su madroño con la delicadeza de las coronadas por la gracia de Dios… Ella, a la que Don José Antonio García Romero nos empujaba a imitar, nos llamaba al abandono absoluto y a la confianza plena en la “Sin pecado”… Tras orar en comunidad y escuchar las palabras de este gran sacerdote cada uno volvimos a nuestra ciudad de origen… Pero ya nada era igual…
Ya todos teníamos dentro un poquito más de ese amor romero, de esa pasión peregrina, de ese “todo por ella, y nada más que por ella” que nos enseñó Juan Alonso de Rivas…
“EN QUINCE DIAS VOLVEREMOS A CAMINAR CON LA MIRADA EN TU SANTUARIO, CON EL ALMA JUNTO A TU HIJO Y CON EL CORAZON A TUS PLANTAS… PORQUE TU ERES EL MOTIVO Y LA RAZON DE ESTA LOCURA… BENDITA LOCURA”
Yolanda Benito Soria
Comisión Devocional y Evangelizadora
Asociación Peregrina y Mariana "Tras los pasos de Juan Alonso"
No hay comentarios:
Publicar un comentario