Alcaudete se quedaba en nuestro recuerdo, cuando tras rezar en la puerta de la iglesia del Carmen comenzamos un camino… Más mágico de lo que nosotros podríamos imaginar… Veinticuatro kilómetros teníamos por delante hasta postrarnos ante la “Morenita de Martos”…
Esa vía verde se convirtió en la senda de la ilusión, las risas, los encuentros, pues nueva gente de Baena se unió a nuestra aventura, abrazos de hermandad, anécdotas, charlas de romeros de pro, o como yo hace tiempo que decidí llamarlos “eruditos de botas gastadas” licenciados en los caminos que a las plantas de María de la Cabeza te llevan, deseos para este PROYECTO que mirando al cielo lanzábamos una sola petición, fuerza para no desistir y poder seguir adelante con este sueño que se llama “ASOCIACION MARIANA Y PEREGRINA “TRAS LOS PASOS DE JUAN ALONSO”.
Nervios, ilusión y esa media sonrisa que nos regaló constantemente Francisco Martínez, nos acompañaron a cada paso…
Martos cada vez más cerca y nosotros cada vez más expectantes… Cuando tras recorrer varios puentes, algún que otro arrollo y sentir muy adentro que ese bendito rebaño estaba pisando las huellas que Juan Alonso de Rivas dejó grabadas a fuego en su peregrinar hacia ELLA… Cuando el alma estaba más morena que nunca… En ese momento, justo en ese instante… Los peregrinos de Martos nos dejaron al frente del grupo… Y al mirar al horizonte como si de los evangelistas se tratase… Cuatro banderas tremolaban al son de una caja que repicaba para anunciar que el “cetro de la Señora estaba esperando que lo besásemos”…
Muchas cabezas fueron las que se giraron para mirar a los marteños que nos acompañaban, era demasiado lo que teníamos frente a nosotros, un destacamento de fe aguardaba a quienes traían las botas llenas de barro...
Banderas de dos en dos, haciendo ese divino pasillo hasta llegar al cetro de María Santísima, el aroma que desprendían sus blancos claveles al acercarte a ella para dejar que tus labios levemente acariciase la fría plata, era de esos olores que jamás olvidaremos…
Uno a uno comenzamos ese cortejo hasta que lo finalizó nuestro presidente, cuando este saludó a la junta directiva de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Martos comenzamos a caminar hasta el “Monasterio de las Madres Trinitarias…”
Nadie pudo evitar que el alma se le encogiese cuando al paso de la procesión que discurría por las calles marteñas, las gentes salían al encuentro del cetro, a besarlo, a presinarse, a mirarlo con fe… Por unos instantes pensé que así debieron recibir a Jesús cuando entro triunfalmente en Jerusalén, con sencillez, con humildad, tan solo con una diferencia, los ramos de olivo se cambiaron por vítores y alabanzas a la Reina de Sierra Morena. Con tanto cuidado y delicadeza llevaba la hija de la hermana Mayor el cetro… Que apenas lo apoyaba en el suelo, para que las flores que decoraban a María no se moviesen de su lugar…
En la puerta del Monasterio nos esperaban una persona que nos hizo por unos instantes llegar al mismo cielo, sonreír y volver a lo terrenal… La esposa del ángel más preciado por la Morena, nuestro querido “Camacho”, estaba ahí, para dar otra lección de saber estar romero y su pequeña del alma continuaba con el testigo que le marcó su padre, recibiendo a los romeros con una sonrisa… En ese momento, sentimos que verdaderamente habíamos llegado a la esencia de Martos…
La corporación municipal nos tendía su mano y tras saludar a la junta directiva de nuestra asociación todos entramos al templo para rendirle pleitesía a los más importantes Dios padre, su Santísimo Hijo y María de Nazaret.
Las palabras de nuestro presidente Francisco Caño:
¡Madre de la Cabeza!, nos volvemos a poner delante de ti para decirte gracias,
Gracias por acompañarnos en este caminar que cada día realizamos hacia ti…
El trayecto está siendo duro, sufrimos en cada paso que damos, en silencio,
Porque cada uno tenemos nuestras peticiones y suplicas, esas que solo sabes tú.
Danos fuerza y enséñanos a ver en el corazón de los demás sus anhelos, a compartir con ellos sus buenos, no tan buenos y los malos momentos…
Perdonando setenta veces siete a nuestros hermanos, porque ellos nos perdonan.
Protégenos de los males que nos acechan, pues el maligno se esconde en cada recodo del camino y espera nuestra debilidad en los momentos de angustia.
Tras su intervención sencilla, cargada de emoción y de palabras sacadas de su corazón romero, fue el turno de la acción de gracias.
Intenté aglutinar todo lo que habíamos sentido hasta llegar hasta allí…
Estamos en la quinta etapa… Nos sentimos felices, orgullosos y con fuerza para llegar hasta el final…
Dicen que para Dios no existen casualidades sino causalidades y tenía que ser aquí donde a una virgen serrana se la ama hasta límites insospechados, donde todos la llaman Mi Morenita, con ese mí que la precede, con esas ganas de que sea suya, muy suya, tan suya como el mismo latido de su corazón.
Tenía que ser en Martos donde desde este pulpito en esta bendita casa trinitaria diéramos testimonio de la Gracia de Dios…
Tenía que ser en Martos donde las banderas nos recibieran…
Tenía que ser en Martos donde un cetro de plata esperase que estos humildes hijos de María lo besasen para así acercarse más a ella…
Tenía que ser en Martos donde un tambor nos contase con su repique oraciones marianas…
Y aquí en Martos tendrá lugar nuestra acción de gracias.
Tras ofrecer seis cestas de alimentos y una hogaza de pan, tras rezar la oración que Dios nos enseñó, tras cantar el himno a la Morenita y escuchar las palabras de Francisco Martínez, tras saludar a la representación de Madres Trinitarias… Tras todo eso, salimos del templo para asistir a una comida de HERMANDAD.
No tengo suficientes palabras para poder describir todo lo vivido en ese camino, en ese templo y en esa comida… Donde todos nos sentimos tan importantes… Y tan en casa…
Gracias a la Junta Directiva de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Martos.
Gracias a los Hermanos Mayores Manuel Virgil y Juani Contreras, gracias a sus hijos y a su familia por ser tan buenos anfitriones.
Gracias a todos y cada uno de los que hicisteis que ninguno de nosotros pueda olvidar jamás ese día.
A titúlo personal solo puedo decir que a las cinco y media de la mañana comunicaba a mis hermanos peregrinos que el pasado domingo a Martos lo llamaríamos “la Gloria” y hoy puedo decir… QUE NO ME EQUIVOQUE!
Gracias por valorar mi trabajo en este proyecto… Gracias por dejar que mis palabras os acerquen a Ella…
Orgullosa de seguir LOS PASOS DE JUAN ALONSO!!!
Yolanda Beneito Soria
Comisión Devocional y Evangelizadora
Asociación Peregrina y Mariana "Tras los pasos de Juan Alonso"
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