Romería, para mi romería es caminar con alegría y fe a los brazos de Dios padre, a la ternura de “la madre del mundo”, a los pies de su hijo coronado de espinas, o a la humildad de sus discípulos…
Eso es para mí romería, todo con fe y nada sin ella.
Y es que cuando está finalizando abril, llegamos con la mochila del alma repleta de sensaciones y vivencias cristianas para poner en pie a la salida de la Señora.
A mí me enseñaron que la mayor fiesta a la que vamos es a ver a nuestra madre…
A celebrarlo dejándonos la voz en el camino, compartiendo alegría y a disfrutar de ese sueño que tan solo se produce el último domingo de abril…
Y es que sin fe no hay romería que valga, que sin fe, lo podríamos llamar de mil maneras, pero no romería.
Que sin fe nada tiene sentido.
Que sin fe esas sevillanas no tendrían quejido.
Que esos abrazos interminables entre romeros, no tendrían la calidez que da el saber que cada abrazo que das en romería, lo das compartiéndolo con la madre de Dios.
No podría describiros las emociones que sentí al verla allí, con su elegancia soberana.
Con su camarín lleno de lágrimas de esperanza, de ilusión y de consuelo…
Ella tan regia y tan humilde…
Pues si te fijabas bien cada vez que alguien besaba los lazos que colgaban de su manto ella…
Con la delicadeza de las madres se agachaba y te acariciaba la cabeza….
Y volvías a sentir la mágica frase…
“No temas, yo estoy contigo”…
Recorrí cada centímetro de ese bendito santuario poniendo a sus pies a todos los miembros de esta asociación…
Espere su salida con la ilusión de un niño en el día de su primera comunión…
Romería de la Santísima Virgen de la Cabeza para mi… Es lo mismo que caminar por el cielo…
Ha sido una verdadera alegría ir encontrándonos los miembros de esta asociación y sentir que la familia se iba uniendo una vez más frente a “ella” y por primera vez esta comisión preparó y nuestra primera eucaristía en honor a Juan Alonso de Rivas, dando gracias a la Hermandad de Rute por dejarnos unirnos a ellos y con cuantos quisieron rezar a las 02:00 de la madrugada con nosotros, en la intimidad de su Basílica.
Esta fue nuestra monición de entrada:
Caminar, caminar hacía la MADRE DE DIOS, así venimos. Nos plantamos frente a tu altar con un deseo que recorre nuestro corazón:
Hacernos barro nuevo en tus manos, que cinceles nuestra alma como lo hiciste con aquel humilde pastor, en el que en una madrugada de agosto halló a la Santísima Virgen de la Cabeza en mitad de unas zarzas; Y curando su brazo tullido le diste la gracia de ser un mensajero divino. Eso queremos ser, tus mensajeros, tus siervos, tus hijos peregrinos que caminando por senderos y veredas rezan en plena naturaleza, hallando a Dios en la grandeza de su creación… En la risa de un compañero, o escuchando las cargas que esta difícil crisis nos está dejando.
Padre lleno de bondad y misericordia haz que en esta eucaristía seamos capaces de llegar a ti con la misma sencillez con la que tú llegas a nosotros.
Llegados desde todas partes del mundo ante ti nos postramos, hoy con especial cariño la cofradía de Rute que llega para regalarte su alma entera y los peregrinos de la Asociación tras los pasos de Juan Alonso.
Aquí dejamos nuestros corazones, ayúdanos a salir de esta eucaristía más ligeros de equipaje… Pues el hombre que anda en amor, ni cansa, ni se cansa.
Con estas palabras comenzamos a rezar…
Y la Señora del cabezo salió y simplemente me enamoró…
Las campanas del Santuario hacían que mi corazón latiese a su compas, que me faltasen ojos para mirar lo que ella era capaz de generar a su alrededor, me fascinaba como a su llamada, todo el mundo intentaba responderle…
Y salió y su cara lucia más que el sol…
Y los vivas y las alabanzas a la sin pecado eran mil maneras de rezar…
Y cuando pasaba frente a mí…
Sentía una inquietud desmedida, un consuelo inexplicable…
Esas cosas que “ella” hace que se vuelvan a repetir cada año en mi interior una y otra vez…
Como podía ser que la madre de Dios me estuviese mirando, aplacase mis problemas y como el vaivén de una de las banderas que la preceden se marchaban mis angustias… Y con ella llegaba la paz… Alegría y tranquilidad…
Y era tan sorprendente que tan solo tenías que mirar la cara de la gente a su paso, a todos les quedaba una media sonrisa enjuagada o no con lágrimas…
Pero cuando la señora pasa la gente a su paso se abraza, se sonríen y sacan millones de te quieros, de no te preocupes, de todo saldrá bien… Menuda suerte contemplar eso… Y experimentarlo; Rezar por los que no han podido asistir, llorar ante “ella” por “ellos”…
*Esta crónica no puede terminar sin expresar nuestras más sinceras: GRACIAS a la Real Cofradía de la Virgen de la Cabeza de Martos por un trato con esta asociación inmejorable, y a título personal mostrarle mi máxima gratitud por ser y ejercer de “romeros” sin más, a sus Hermanos Mayores Juani y Manolo por regalarnos ese amor a la Morena, a la Junta Directiva y a todos sus hermanos de todo corazón GRACIAS…
Yolanda Beneito Soria
Comisión Devocional y Evangelizadora
Asociación Mariana y Peregrina "Tras los pasos de Juan Alonso"
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