El pasado 4 de julio nos dejó momentos para guardar en un cofrecito dentro del alma, bajo el mejor recaudo posible… La madre de Dios nos acompañó…
Villardompardo se hizo pueblo que espera… y la Virgen de la Cabeza Peregrina fue el “maná” que caía del mismísimo cielo…
Tras la procesión y los actos de bienvenida llegó el momento de que ella, la que había paseado por ese bendito pueblo sobre los hombros de sus hijos los mirase frente a frente… La noche prometía y así fue…
Una fila de romeros y devotos que parecía no tener fin se pusieron ante ella, todos tenían la necesidad de mirar sus ojos verdes de cerca y besar las cintas que caían de los pies de la madre de “el Mesías”…
Fueron pasando uno a uno y dejando su mirada clavada en los ojos de la Morenita, y ella, como madre llena de bondad que es nos abrazaba… nos consolaba… nos amaba sin más.
Cuando todos habíamos dejado nuestro beso, llegó el momento de llevar al templo a nuestra Madre.
Tras unos minutos, comenzamos algo especialmente bonito… Una vigilia tan especial… Tan llena de pureza, de sinceridad, de paz y de reconocernos pecadores ante ella, querer acurrucarnos en su regazo… Dejar aquello que nos roba el sueño, aquello que tanto nos duele sobre su santuario… Prender velas que nos ayudasen a elevar al cielo nuestras necesidades más importantes… Rezar unidos… En estos tiempos en los que “no se lleva ser cristiano” nosotros quisimos serlo más que nunca, darnos luz unos a otros… Querer ser una vez más la luz y la sal del mundo…
Más de un centenar de personas orando frente a la imagen de la Reina y Señora de nuestras vidas…
Nunca podremos olvidar esa visita… Porque quedará por siempre guardada en ese cofre que ya está amarrao a nuestra alma…
Yolanda Beneito Soria
Comisión Devocional y Evangelizadora
Asociación Mariana y Peregrina "Tras los pasos de Juan Alonso"
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