miércoles, 23 de enero de 2013

Castillo de Locubín (II) - Costumbres y Gastronomía


La vitalidad de las fiestas locales y, sobre todo, las relacionadas con la religiosidad popular, es creciente. La identidad popular pasa por la religiosidad popular y viceversa, se refuerzan. Se apoyan adicionalmente en la importancia que en la sociedad española ha desempeñado siempre las vivencias colectivas.

La decadencia del medio rural y la emigración han provocado el aumento de las fiestas menores de verano, por ser el periodo en el que la población originaria regresa a sus localidades. Así, en muchas poblaciones han aparecido las llamadas "ferias del emigrante", miniferias del verano con procesión del patrón, que en algunos casos han terminado por desplazar a las fiestas mayores o patronales, de primavera y otoño. En el caso de Castillo de Locubín no ha ocurrido así. Sus Fiestas Patronales se siguen celebrando en el mes de Septiembre, si bien son también muy populares la Fiesta del Emigrante y la de la Cereza en los meses del verano. También es veraniega y popularísima la Verbena del Carmen (16 de Julio).

El ciclo festivo tradicional de Castillo de Locubín, ampliamente estudiado por Rafael Alvarez de Morales y Ruíz, está profundamente enraizado en sus costumbres agrícola-festivas, muchas de ellas caídas en el olvido. Las fiestas más populares son San Antón el 17 de enero, su Semana Santa, a destacar la fiesta de la Cereza, el tercer fin de semana de Junio. También en junio la Feria de San Antonio, en esta ocasión en las Ventas del Carrizal. La anteriormente mencionada verbena del Carmen, o las fiestas del emigrante, el primer fin de semana de agosto. Y por último en septiembre tienen lugar las fiestas patronales. En honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno, del 7 al 11 de dicho mes.

Entre las recetas de esta localidad, encontramos un plato propio de los aceituneros, el "remojón", de origen morisco, que alternaban, o acompañaban, con pan para suavizarlo, y que no es otra cosa que una ensalada de naranja con aceitunas negras, huevo duro y unas tiras de bacalao con mucho aceite de oliva donde poder mojar el pan. También son habituales las migas, que se hacen con miga de pan y se acompañan de calabaza, cebollas en vinagre, alcaparras o boquerones fritos.

En cuaresma es típico el plato de la "sopa de boladillos", un caldo de pollo al que se le añaden bolas de harina fritas y trocitos de pollo cocido, además de las frutas de sartén como los pestiños y los roscos fritos, o el tradicional postre festivo conocido como "manta de bizcocho", el cual una vez calado con almíbar o licor se rellena con cremas pasteleras o simples natillas de leche con huevo, siendo un apreciado dulce de fiestas de primera comunión, de aquellas que se hacían preparadas en la propia casa.

El verdadero impulso de la gastronomía castillera, sin duda, ha sido dado por la "fiesta de la Cereza", la cual se viene celebrando desde 1983 en los primeros días de junio. De hecho, el recetario local ya ha introducido en varios platos la cereza: pan con aceite y cerezas, gazpacho de segadores con cereza, pimientos rellenos de cereza o mermelada a base de este fruto son algunas de las especialidades que se pueden probar durante esa semana gastronómica.

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