Alcalá la Real se ubica en una zona estratégica que comunica el valle del Guadalquivir (a través del río Guadajoz) con las áreas de vega granadinas, a través de los ríos Frailes y Velillos. Su posición estratégica, no sólo sobre el territorio, sino en la misma ubicación de la ciudad (sobre el Cerro de La Mota), le confiere una importancia fundamental en cuanto a las vías de comunicación a lo largo de la historia, lo cual viene a confirmar su importancia cuando esta área se convierte en zona de frontera durante la Edad Media con el Reino de Granada. Se advierte ocupación humana en distintos yacimientos del término municipal desde el Paleolítico y en las fases prehistóricas siguientes como el Neolítico, el Calcolítico y la Edad del Bronce. En época romana se advierten las primeras evidencias de ocupación del Cerro de La Mota, que pueden identificarse como los primeros restos de la propia Alcalá, si bien puede darse el caso de que estas edificaciones romanas hayan podido arrasar los anteriores estratos ibéricos. De época musulmana, concretamente del reinado de Al-Hakam II (961-976), data la importante red de torres o atalayas que se erigieron para defender el territorio de las devastaciones de los adversarios que incluso dejaron sentir sus efectos en esta zona. Hoy día todavía subsisten 12 de las 15 atalayas originales, que establecían un cinturón defensivo en torno a la atalaya principal, que era la fortaleza de La Mota.
Fue conquistada el 15 de agosto de 1341 (siglo y medio antes de la caída del reino nazarí) por Alfonso XI de Castilla, quien le concedió el título de la Real que desde entonces figura en el topónimo. Es desde este momento de su conquista que en su escudo figura una llave, símbolo de su importancia estratégica. En 1432 el rey Juan II de Castilla le otorgó la consideración de ciudad. Sobre la conquista de Alcalá la Real.Tras la conquista del Reino de Granada, Alcalá la Real pierde su valor estratégico, siendo entonces cuando se produce la paulatina migración de la población desde el Cerro de La Mota a las tierras llanas situadas al pie del cerro, en un intento por escapar del ahogo que suponían las murallas y la escasa superficie del cerro (de unas 3 ha) para el crecimiento de la ciudad, hasta el punto en que el propio Cabildo Municipal es trasladado desde La Mota al actual Ayuntamiento en el siglo XVII. Este proceso de abandono de La Mota culminó tras la Guerra de Independencia y la derrota de las fuerzas napoleónicas, que ocuparon la fortaleza de La Mota de 1810 a 1812, abandonándola tras un incendio. Al final del Antiguo Régimen contaba con 11521 habitantes. Durante la Guerra Civil Española, Alcalá la Real, Lopera y Porcuna fueron las únicas poblaciones de la provincia tomadas por el bando insurgente, estabilizándose el frente así configurado hasta el final de la contienda.
Puntos de interés en la localidad son principalmente la Fortaleza de la Mota. Situada en el cerro del mismo nombre, en ella destacan la iglesia Mayor Abacial, su primera sede fue un primitivo templo gótico remodelado tras la toma de Granada, ya en estilo renacentista. Se comienza su reconstrucción en el segundo cuarto del siglo XVI según las trazas de Martín de Bolívar, y su estructura gótica de bóvedas estrelladas se recubre con decoración plateresca.
El resto de la iglesia es fruto de la transformación llevada a cabo en el siglo XVI por Ambrosio de Vico; posteriormente, los maestros Luis González y Fray Cristóbal de San José levantan la cabecera a modo de gran arco de triunfo dividido en tres arcos a la misma altura; mientras la Sacristía, anexa al templo, la realiza Ginés Martínez de Aranda en el siglo XVII. Desde el exterior se accede a la iglesia a través de una portada con arco de medio punto decorado con palmetas de acanto en las dovelas. Existen otras dos portadas, que son de estilo manierista. También en el exterior se pueden ver los contrafuertes rematados por pináculos y la majestuosa torre coronada por un chapitel de cantería, que se levanta intencionadamente por encima de la altura de la fortaleza como símbolo de de la victoria cristiana sobre el antiguo poder musulmán.
También hemos de destacar la Torre del Homenaje, recinto fortificado de forma triangular que consta de tres torres: la Torre del Homenaje, la Torre de la Campana (también llamada Torre de la Vela) y la Torre Mocha. La Torre del Homenaje es la mayor de las tres, con unos 20 m de altura, desde cuya cúspide se puede vislumbrar Sierra Nevada hacia el Sur. Ambas edificaciones son un hito visual para toda la ciudad y la comarca circundante, desarrollándose en la actualidad importantes obras de rehabilitación en las mismas. Perímetro amurallado Es uno de los más extensos de Andalucía, salpicado por diferentes torres y puertas, de las cuales las más imponentes son la Torre de la Cárcel y la Puerta de la Imagen. En el interior, los restos de la antigua Alcalá reposan a la sombra de la Iglesia Mayor y de la Alcazaba.
Además de esta gran fortaleza no podemos olvidar otros puntos como Palacio Abacial, el Ayuntamiento o las iglesias de Consolación, San Juan y las Dominicas. Sin olvidar también que esta a sido la cuna de grandes ilustres a lo largo de la historia como los imagineros Pablo de Rojas y Juan Martínez Montañés (llamado Dios de la madera), el compositor Pep Ventura o Antonio de Mendoza, Virrey de Nueva España
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